Ilan Busgawa
Con motivo de mi asistencia al último
toquín al que fuimos invitados, recordé porque no me gusta
asistir a tocaditas en bares pequeños
y encerrados. El motivo más fuerte: el ruido.
Con frecuencia las bandas de rock
confunden el sonar fuerte con el sonar BIEN y sin pensarlo dos veces
giran las perillas de volumen hasta el máximo nivel con la creencia
de que al público lo vuelve loco el sonido estridente de un
amplificador a todo lo que da. Esto último rara vez es cierto y las
probabilidades de sonar mal se acentúan cuando el foro en cuestión
es tan austero que no cuenta con la sapiencia de un buen ingeniero de
audio y cuando el control del volúmen queda a merced del "gusto"
del artista, que aunque podrá saber mucho de música también podrá
saber poco de audio.
Lo que los músicos ignoran es que
muchas veces los tímpanos del público sufren brutales sacudidas
ocasionadas por los altos decibles que
se perciben en lugares pequeños y cerrados (y para acabarla con
una horrible acústica) y que la
mayoría de las veces los agudos resultan tan molestos como un
enjambre de mosquitos con zumbido amplificado.
Quiero comentar lo molesto que resulta
tener que gritarle a la persona que se encuentra a escasos
centímetros de ti y lo terriblemente doloroso que puede ser
"disfrutar" de una tocada sin unos tapones para los oídos.
El ruido saturado, además de ser muuuuy desquiciante resulta
sumamente dañino tanto para los músicos como para la audiencia,
además de tener la nada envidiable cualidad de poner de malas a unos
oidos sensibles.
Sonar fuerte NO quiere decir sonar
BIEN, pero parece ser que a la mayoría de las bandas le causa un
enorme placer saturar las fragiles atmósferas de los recintos en
donde se presentan y despertar a los vecinos de 10 colonias a la
redonda.
En un concierto profesional de
cualquier músico o banda reconocida mundialmente, se puede disfrutar
del evento sin tener que taparse los oídos ni tener que desgarrarse
la garganta "hablandole" al de al lado, ya que el volúmen
es cuidadosamente modulado para que no llegue ni siquiera a los 100
decibeles (en promedio se pueden medir en el rango de los 98 db) en
contraste con los 115, 120 o incluso los 125 decibeles de un toquin
cualquiera o de un ensayo.
Lo peor del caso es que una banda se
puede ofender si alguien se queja de un volumen que resulta molesto
para sus oídos y el artista en cuestión podría argumentar "es
que asi se tiene que escuchar mi guitarra: fuerte".
En lo personal prefiero no asistir a
tocadas independientes porque al final termino de malas, con los
timpanosa punto de estallar, la garganta destrozada (por tener que
gritarle a mi cuate), y un mal sabor de boca porquemuchas veces la
banda deja mucho que desear y además se esmeró en lastimarme...y
para colmo ni siquiera entendí qué fue lo que intentó transmitirme
entre tanto grito y frecuencia hipersaturada.
Por lo tanto si quieres dejar una buena
impresión en tu audiencia toma en cuenta los siguientes puntos:
>lleva un decibelímetro a cada
tocada a la que vayas.
>Cuando hagas soundcheck asegurate
de que los niveles no sobrepasen los 96 decibeles.
>Si alguien te comenta que percibe
muy fuerte el volumen no te enojes y baja las perillas de tu
amplificador pues tal vez ganes un seguidor más que entendió y
valoró tu música.
>procura tener a tu propio ingeniero
pues es el único que puede tener una conciencia "real" de
como está sonando la banda.
>confía en tu ingeniero...él sabe
lo que hace.
>no creas ciegamente que sonar
FUERTE es sonar BIEN pues muchas veces se intenta disfrazar los
errores de ejecución saturando el volúmen.
>Ensaya con un volúmen moderado
(aquí es donde te ayuda el decibelímetro) y proporcional al lugar
donde tocas. Si tocas en un cuarto sin ventanas no quieras subirle
como si estuvieras en un estadio ante 50,000 personas.
>No obligues a la audiencia a
llevarse sus propios tapones para los oídos.
>Si notas que alguien hace caras,
corta una servilleta y se improvisa unos tapones o que de plano se
sale del antro puede ser que tal vez se sienta invadido por el ruido.
>Ten la humildad de reconocer que no
lo sabes todo y acepta una crítica constructiva como "bájale
tantito no seas k..."
Por último quiero agregar que no hay
nada peor que sentirse "violado" por volúmenes
hipersaturados...el no poder escapar del ruido puede convertirse en
una experiencia infernal que se traduce en "no me gustó esa
banda".
Recuerda que el ruido contamina y que
la MÚSICA purifica.